Vereda La Paz
Un cálido y delicioso terruño.
Lo que alguna vez tuvo apariencia de paraje nos da la bienvenida. Un rastro de cenizas se disuelve sobre el suelo, mientras que nuestros ojos hallan lentamente La Paz. Los cultivos de esta honorable tierra fueron regados con lágrimas. Aquí, renacieron las almas agónicas que dejó la furia de la naturaleza, ese 13 de noviembre de 1985.
Los tolimenses, después de iniciar su éxodo, y acogerse a un programa de la Pastoral Social, del Comité de Cafeteros y la Fundación Resurgir, en Manizales; abordaron el camino hacia aquella tierra, más que prometida, anhelada. El indolente desierto hizo presencia, y mientras construían sus casas en este paraje, tuvieron que vivir durante 7 meses en contenedores.
Aunque con matices de aquella historia israelí, el Edén para esta población, no se hizo esperar. En un arduo trabajo comunitario, organizaron sus huertas con diversos cultivos; Dios les regaló un nuevo paraíso. La alegría de estos aldeanos es evidente y los coros enérgicos que apoyan al dueto “Los Carrileros de La Paz”, hace memorable aquel fuerte pasado.
En la fonda de la vereda festejan sus logros y recuerdan sus pesares, pero eso sí, en este lugar se aplica una ley “Tanda pedida, tanda pagada”.