Flores, aves y música hacen de este lugar un encanto

Este pintoresco paraíso nos dibuja rincones llenos de ilusión y pujanza. Aquí en la vereda Papayal, justo debajo de unas coloridas sombras, se estampa un sueño. Lugareños dan la bienvenida en su morada a visitantes expectantes de aventura, y después de sumergirse entre las humeantes llamas de su pequeño y cálido fogón, sirven las delicias que son el producto de estas tierras.
Por fortuna, la comunidad se une para acompañarles y un pequeño clan de niños estudiantes son los anfitriones de un concierto glorioso de sonidos patrios. Esta papayera infantil ha sido formada por el profesor de la escuela veredal, quien además de ser un experto en clarinete, es quien lleva la batuta durante la sinfonía folclórica.
Papayal es una vereda que posee aproximadamente 40 familias, toma su nombre del siglo pasado, cuando era común en estas tierras el cultivo de la papayuela. Las siembras de mora, tomate de árbol, cebolla, y de otras frutas, hortalizas y flores, fueron reemplazando poco a poco al cultivo progenitor del nombre de esta hermosa vereda.
Pero esta andanza no termina aquí, pues una esplendorosa panorámica toma su lugar entre Papayal y la Cascada Montenegro o Molinos, desde donde se pueden identificar las mesetas de Conventos y Cargaperros, zona de avistamiento del cóndor y lugares aledaños a su nido.
Este paraje colmado de encanto es inolvidable.