Vereda San Julián
Aroma y sabor con amor
Aquel voz a voz que esconde en un susurro un aroma insuperable.
Esa esencia de café nos conduce hasta San Julián, el paraíso de dos colores escondidos en el corazón de nuestra patria: el verde y rojo, el inicio y el tan anhelado fin, el proceso perfecto.
Este mar de fortuna, preserva la tradición ancestral de la siembra, cultivo y procesamiento del café.
Al sumergirnos en las profundidades de los cultivos, una encantadora fragancia de flores llama nuestra atención. Atónitos, vemos como evidentemente hay flores coqueteando con el café, logrando conquistarlo y así consagrar notas de gloria y victoria, parecieran personas, realmente son bendiciones.
Mujeres esforzadas, que han salido a buscar el sustento para sus hogares, incitan los cantos sigilosos de las aves, mientras que, con sumo cuidado, eligen los mejores granos de café.
Mujeres, que, aunque preservan la belleza de esos íconos clásicos de la caficultura, las conocidas chapoleras, no son fieles en la conservación de sus atuendos, pues más allá de usar faldas coloridas, alpargatas y blusas que dejan al descubierto sus hombros, se cubren completamente para el buen desempeño de sus tareas.
Eso sí, las mujeres hacen de estos cafetales, un pedazo de cielo.