Vereda Santo Domingo
Un sabio, rico y acogedor destino.
Debajo de este cielo, se impone una vereda que presume de isla caribeña y no es para menos, Santo Domingo. Es un fantástico lugar custodiado y bendecido por dos fuentes hídricas inagotables, El Río Claro y la quebrada La India.
Esta tierra, aunque con apariencia paradisíaca, aguarda una fuerte tradición católica. Sobre sus suelos se ha levantado una gran iglesia, lugar que recibe a los devotos que evidencian total reverencia en las celebraciones dominicales y durante la semana mayor.
Los habitantes de Santo Domingo, guardan en sus memorias la labor pacífica del Padre Naranjo, quien fue un destacado conciliador, en medio de las tensiones políticas y sociales que se vivían en el pasado.
De esta tierra con vocación de hortalizas, se han levantado personas maravillosas, trabajadores incansables, gente bendecida con una gran riqueza: Su espíritu y fértiles tierras.